Se entiende por Educación Emocional, según Bisquerra y Pérez (2012), docentes e investigadores de la Universidad de Barcelona, como un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano, con objeto de capacitarle para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social (p.1).
Entendiendo que las emociones forman parte esencial de nuestra vida y nos impulsan de forma permanente en ella, pasaremos a indagar sobre otro concepto fundamental, señalado por los profesores universitarios Bisquerra y Pérez (2012) en su definición de educación emocional: las competencias emocionales:
Las competencias emocionales deben entenderse como un tipo de competencias básicas para la vida, esenciales para el desarrollo integral de la personalidad. Son un complemento indispensable del desarrollo cognitivo sobre el cual se ha centrado la educación a lo largo del siglo XX. La educación emocional se propone optimizar el desarrollo humano; es decir, el desarrollo integral de la persona (desarrollo físico, intelectual, moral, social, emocional, etc. (Bisquerra y Pérez, 2012, p. 1).
Y ¿cuáles son estas competencias emocionales según Bisquerra y Pérez, (2012) y el GROP (Grup de Recerca en Orientació Psicopedagògica) de la Universidad de Barcelona?